Te quejas de todos los correos que te entran al minuto. A la hora. Al día. Sin duda a la gente le pagan por escribir mails.
Te quejas de todas las interrupciones que sufres. Maldices el momento en el que a algún iluminado de tu empresa le dio por implantar los espacios abiertos. Pobre. Seguro que lo hizo con intención positiva.
Te quejas de no poder avanzar en los proyectos importantes. Así no puedes cumplir con tus objetivos. Que no te vengan luego con milongas.
Te quejas de estar apagando fuegos todo el día. De emergencia en emergencia. ¿Es que nadie sabe hacer bien su trabajo?
Te quejas de tu jefe. Y del jefe de tu jefe. Así hasta el infinito. Parece que regalan los puestos de responsabilidad.
Te quejas de tus clientes. De sus exigencias. De sus infidelidades. Tú, que lo das todo por ellos pero que estás sólo ante ellos. Nadie en la empresa te ayuda ni comprende.
Te quejas de no tener tiempo para ti. Así no hay quien viva. Ni un momento para ti. Ni para tu pareja. Ni para esas pequeñas personitas que ves de vez en cuando correteando por casa y te señalan con dedo acusador cuando llegas pronto a casa, preguntándose quién eres.
Te quejas de tus olvidos. Cuando faltas a un compromiso. A tu palabra. Además, no es culpa tuya… ¡con todo lo que tienes que hacer!. Si los demás hiciesen mejor las cosas.
Te quejas, en definitiva, porque la situación te ha superado.
Pero, ¿has probado a hacer algo diferente a quejarte?. ¿Qué podrías hacer que dependa sólo de ti?.
Opciones tienes. A por ello… si quieres.
Enorme, amigo David, enorme. Tanto foco en la zona de preocupación, que olvidamos que también existe una zona de influencia sobre la que se puede ACTUAR para que la situación cambie. Imagino que, entre otras muchas razones, tiene mucho que ver el que quejarse sea más fácil, rápido y sencillo que mover el culo para cambiar las cosas.
Abrazo!
Muchas gracias Mister…
A mi hay una cosa que me sorprende mucho. La queja la puedo entender, sobre todo cuando existe un desconocimiento de una solución potencial (aunque siempre en lugar de la queja podría ir el movilizarse en buscar esa solución). Lo que ya no entiendo es esa respuesta de: «Ya, eso te vale a ti. En mi caso no sería posible» cuando tratas de ayudar o compartir tu experiencia positiva con alguien. Es decir, anclarse en la justificación sin argumentos objetivos de esas quejas es muy fácil… y cómodo. Joder, es relativamente sencillo dar pequeños pasos una vez vences esas reticencias: ¿qué puedo hacer diferente respecto a lo que hago ahora?, ¿quién me puede ayudar a identificar qué puedo hacer?,…
Al final, son pequeños pasos los que hay que dar para luchar contra las quejas y la justificación.
Gracias por pasarte. Un abrazote
😉