Seguramente nos merecemos otra vida.
Una vida con menos exigencias y menos estrés. Sin tantas cosas por hacer, sin tantas explicaciones que dar.
Una vida en la que la tranquilidad fuese la tónica general y no un momento puntual.
Una vida en la que trabajases con ese jefe ideal que te pidiese hacer únicamente lo que quieres y te gusta hacer.
Un vida en la que los clientes comprasen sin que tuvieses que hacer mucho esfuerzo.
Un vida donde el equilibrio entre lo profesional, lo personal, el ocio, el trabajo, lo espiritual,…, surgiese de manera natural. Un vida, en definitiva, menos compleja.
Un vida en la cual, con algunos trucos y poco esfuerzo, pudieses solventar los sobresaltos y complejidades que te surgen. Suena bien, ¿verdad?.
Es posible que tu vida se parezca poco a ese tipo de vida. Bueno, al menos en mi caso es así. Y a la mayoría de las personas que asisten a los talleres de mejora de la efectividad que facilito, les ocurre algo parecido. O al menos eso me dicen.
También siento decirte que la mayoría de las cosas que no son como te gustarían que fuesen, pueden tener una parte de responsabilidad tuya. Dicho de otro modo, está en tu mano empezar a hacer algo para poder cambiar las cosas que no te gustan. El victimismo sólo te hace sentirte más víctima. Si quieres salir del hoyo, deja de cavar.
Deja de pensar en lo que mereces y en lo que te gustaría. O piensa en ello si quieres, pero no te obsesiones. El pasado está ahí para aprender de él, y para nada más.
Empieza a pensar en lo que necesitas para poder vivir mejor es estos tiempos líquidos, para sufrir menos y para disfrutar más. ¿Qué te ayudaría a conseguirlo?. ¿Qué está en tu mano hacer?
Si lo piensas tranquilamente, puede que identifiques muchas cosas que podrías hacer. Y es también muy posible que aquellas que más llamen tu atención sean las que menos te van a ayudar. Paradójico, pero cierto. El cambio suele gustar poco, y el esfuerzo que hay que hacer menos aún. Por eso tenemos tendencia a acogernos a las soluciones fáciles… y poco efectivas. Ya sabes a lo que me refiero: la permanente búsqueda de la inexistente pastilla que lo solucione todo.
Son tiempos de ser personas efectivas. De hacer bien las cosas correctas. De saber que tenemos límites y de que debemos hacer un uso óptimo de nuestros recursos (y sería un detalle hacer lo mismo con los recursos de los demás).
Son tiempos de aprender a decidir qué hacer y qué no hacer. No digo que sea fácil, pero con la información adecuada es más probable tomar buenas decisiones.
Son tiempos de aprender a pensar y de dejar de hacer por hacer.
Son tiempos de aprender a hacer bien lo que debemos hacer.
Son tiempos de aprender efectividad personal. Puede que pienses que aprender cómo mejorar tu efectividad personal no sea algo que mereces, pero sin duda, puede ser algo que necesitas… y necesitarás.
Excelente visión de contextos y contenidos . Gracias por ayudar a ver y percibir la solución
Gracias por el comentario Jorge Alberto. Pienso que es importante ser consciente de la realidad para poder tomar la mejores decisiones.
Un abrazo
Hay que tomar decisiones y hay que dejar de hacer cosas que ahora estás haciendo. Eso es complicado, porque lo queremos todo.
Si no aprendes a decir «No», estás condenando a la mediocridad. La excelencia requiere sacrificios.
Sólo cuando estás preparado a tomar estas decisiones, podrás conseguir la situación que David describe al principio de su artículo…
Hola Jeroen Sangers y David, llegué a este post gracias a los excelentes email que envía Jeroen y que siempre aportan valor. Creo que la cuestión sobre tomar decisiones es que nunca estás preparado para hacerlo. Si tomas decisiones y no sientes que de alguna manera estás experimentando en ella creo que no estás asomando fuera de tu zona de confort. Y para conseguir la situación que menciona David es necesario asomarse más allá…creo que va también por ese lado las palabras de David.
Hola Pablo,
realmente, mi intención era transmitir la necesidad de tomar conciencia de la realidad que vivimos y que si queremos resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes. Puede que ello implique salir de la zona de confort o puede que no (en la mayoría de los casos es posible).
Hoy en día es imposible hacer todo lo que queremos, tenemos y deberíamos hacer. Y como comentaba en el post, y decía también Jeroen, hay que saber decidir que hacemos y que no hacemos. Y para saber decidir (que es distinto de acertar con los resultados de esa decisión), cuanta mejor información tengamos, mucho mejor.
Gracias por pasarte por el blog.
Un abrazo