Debes ser consciente de que existen limitaciones para poder hacer todo el trabajo que te gustaría hacer. El exceso de información, la rapidez con la que cambian las cosas, el tiempo del que dispones, la incertidumbre, tu propia salud,… Seguro que se te ocurren muchas más.
Como consecuencia de esas limitaciones, vas a tener que dejar cosas sin hacer. Esto es una realidad y, como decía José Miguel Bolívar en su participación en el IV Espacio Factor Humá, «cuanto antes lo asumamos, más felices seremos». Ahí queda eso.
Por mucha gestión del tiempo que te hayas preocupado por aprender. Por muchos trucos «superproductivos» que te regalen. Por mucho empeño que pongas. Será inútil. Tendrás que dejar cosas sin hacer.
Tampoco por mucha voluntad y ganas que tengas cambiarás esa realidad. De hecho el voluntarismo, aunque esté cargado de buenas intenciones, penaliza seriamente tu efectividad.
Porque comprometerte con más cosas de las que puedes abordar es, simplemente, una estupidez. Cuanta más carga llevas en la mochila, más pesa. Cuánto más pesa, más esfuerzo te supone. Y cuanto más esfuerzo te supone, más pereza te da. Y cuánta más pereza te da, más riesgo tienes de no hacer bien las cosas correctas. Aparece la frustración, el estrés, el cabreo, las excusas,… Aparece todo esto, y más cosas, que has provocado con tu voluntarismo.
Sí, es cierto que el compromiso es clave para alcanzar resultados. Pero el exceso de compromisos impide que los alcances. Se trata de que dejes de comprometerte a hacer cosas y te pongas a hacer las cosas que ya te has comprometido.
Porque tu mundo ideal no es tu mundo real. En tu mundo ideal habita el voluntarismo, la planificación, el optimismo, el pensamiento supositorio,… En tu mundo real habitan tus capacidades, tus imprevistos, la necesidad de enfocarte en lo que haces, tu realidad, …
El voluntarismo de comprometerte con buena intención con más cosas de las que eres capaz de hacer es garantía para dejar de ser una persona efectiva. Porque las personas efectivas, tienen que claro qué es lo tienen que hacer y qué es lo que no tienen que hacer, saben cual es la aportación de valor de lo que hacen y asumen, sientiéndose bien con ello, que habrá cosas a las que no van a llegar… por el momento.
Hasta que no entiendas y asumas que hay que dejar cosas sin hacer, será difícil encerrar bajo llave tu exceso de voluntad de querer hacer muchas cosas y satisfacer así tu ego. Porque, y te conviene tenerlo claro, en este momento en el que nos ha tocado vivir tu principal aliada es la efectividad y no la voluntad.
Gracias, es lo que necesitaba leer, al final he fallado tratando de llevar la mochila cargada tantas veces que a la fecha ya hubiera implementado los cambios que deseaba, pero yo, terca como cabra, insistí.
Hola Matilda,
gracias por compartir tu experiencia. Es algo habitual, la falta de consciencia de todo lo que ya nos hemos comprometido hace que sigamos sumando cosas para hacer. Por eso es importante, lo primero, tomar consciencia y luego actuar para no seguir sobrecomprometiéndonos.
Un abrazo