Cuando oyes hablar o lees por primera vez sobre los beneficios que puede aportar GTD®, tu primera reacción puede ser de cierto escepticismo, pero lo cierto es que está en tu mano probar GTD®.
Te cuesta creer que algo pueda conseguir ayudarte de forma definitiva a organizarte, enfocarte y tomar el control de todo lo que tienes que hacer.
Investigas y lees información en blogs, en grupos, en Facebook, … Hablas con personas que han oído sobre ello o que incluso conocen a alguien que lo usa.
Probablemente, en ese proceso de investigación y búsqueda de soluciones, encontrarás personas con diferentes experiencias en su contacto con GTD®.
Personas que buscan soluciones rápidas para realidades complejas
Lejos de ser un crítica, es una realidad. Hay personas que buscan soluciones rápidas para resolver situaciones complejas que necesitan un cambio.
Son personas que buscan soluciones que les eviten esforzarse y que esquivan la necesidad de enfrentarse con el cambio. Soluciones de apretar un botón y que todo sea diferente en el mismo instante. Si es posible, además, haciendo lo mismo que hacían antes.
Esperan encontrar la solución a sus problemas en lugares que están fuera de su zona de influencia, donde nada o muy poco pueden hacer, con tal de evitar tener que hacer algo.
Para estas personas, GTD® suele causar un rechazo inicial lógico, puesto que nada puede ser diferente si sigues haciendo las mismas cosas y de la misma manera. Y, como sabes, GTD® propone hacer las cosas de manera diferente.
«Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». Albert Einstein
Personas que han incorporado parte de GTD®
Son personas que, sin llegar a aplicarlo en su totalidad, utilizan algunos de los hábitos, comportamientos y técnicas que propone GTD®.
No usan el método al completo, pero sí que han identificado aspectos muy útiles e interesantes que aplican en su día a día.
Conscientes de la necesidad de iniciar un proceso de cambio, estas personas están abiertas a probar cosas nuevas y diferentes. Intuyen que GTD® propone algo posible, real y que les puede ayudar.
Para estas personas, lo que utilizan es, por el momento, suficiente y saben que, si necesitan algo más, tienen donde acudir.
Personas que han incorporado GTD® por completo
Son personas que, muy probablemente, han pasado previamente por la experiencia anterior.
Comenzaron usando parte del método. Aquello que les resultaba más útil y más interesante en su momento.
Con paciencia y la confirmación de que los resultados llegaban, decidieron seguir incorporando gradualmente hábitos y técnicas de GTD® hasta incorporarlo por completo a su vida.
La gran mayoría han experimentado una transformación que les ha ayudado a ser más felices, tener sus asuntos bajo control, atreverse con nuevos proyectos o, entre otras muchas cosas, a sacar del baúl objetivos y metas que pensaban que estarían encerrados para siempre.
Personas, en definitiva, a quienes GTD® les ha ayudado a mejorar su vida.
Y lo cierto, es que GTD® ha podido aportar su granito de arena a ese cambio, pero el mérito es de estas personas que decidieron tomar la determinación de hacer algo diferente para cambiar a mejor.
Conclusión
Aprender y usar GTD® es una decisión personal. Al fin y al cabo, se trata de aprender a hacer las cosas de una manera diferente a como las haces ahora. Precisamente para conseguir resultados diferentes a los que consigues ahora.
Las personas pueden, una vez conocen lo que propone GTD®, decidir seguir tal y como están ahora, sin cambiar nada; introducir algunos de sus hábitos o llegar a usarlos todos.
GTD ® es una metodología que puede cambiar tu vida ayudándote a enfocarte en las cosas que son relevantes, tener controlado lo que tienes que hacer y organizarte mejor.
Sin embargo, por sí mismo, GTD® no hace milagros. Depende de ti, de tu necesidad y de tu compromiso hacer que las cosas ocurran. Porque, al final, está en tu mano probar GTD®… Y sólo puedes ganar.