Para muchas personas, las primeras semanas de año suelen ser la época preferida para ponerse a trabajar con los propósitos de año nuevo.
Ésta es una época tan buena como otra cualquiera para plantearse esos propósito de cambio. Siempre es sano pensar en cambiar si consideras que podrías mejorar en algo.
Entre esos propósitos de año nuevo, muchas personas se plantean aprender a organizarse mejor para disponer de más tiempo de calidad, balancear su vida profesional y personal, aprender a priorizar, reducir el estrés… En definitiva, se plantean mejorar su efectividad personal.
Cambiar la forma en la que te organizas es sencillo y está al alcance de cualquier persona. Mejorar tu efectividad consiste en cambiar tus hábitos actuales, esos que no te están dando el resultado que necesitas, por otros que sí te funcionen.
Puede que hayas decidido que 2019 va a ser el año en el que, finalmente, te vas a poner las pilas para cambiar y comenzar a llevar una vida sin estrés. Si es así, ¡enhorabuena!
Si dedicas el esfuerzo necesario, lo lograrás. Al igual que las miles de personas en el mundo que, en algún momento, decidieron lo mismo que tú y lo han conseguido a lo largo de los últimos años.
En mi experiencia, en el proceso de cambio, te puede ser de utilidad tener claridad sobre por qué quieres mejorar tu efectividad.
Cada persona es distinta y sus motivaciones pueden ser diferentes. Me gustaría compartir contigo las razones que me llevaron a tomarme en serio mejorar mi efectividad personal, en mi caso de la mano de GTD®, hace ya 8 años:
- Me sentía desbordado por el día a día. No sabía qué tenía que hacer ni por dónde empezar.
- Vivía constantemente en modo “apaga fuegos”. Se me olvidaban cosas y, cuando me explotaban, tenía que ponerme con ellas con más presión y estrés.
- Tenía la falsa creencia de que tenía que hacer muchas cosas para ser un buen profesional.
- Estaba agobiado por la cantidad de cosas que entraban cada día en mi radar. No sólo por el email, sino también en reuniones, pasillos, el móvil… Era un constante bombardeo de temas pendientes que no había manera de mantener bajo control.
- Me sentía perdido. No sólo en el día a día, sino también de forma más estratégica, profesional y personalmente. ¿Hacia dónde quería ir profesionalmente? ¿Qué quería hacer en mi vida?. No había tiempo para eso… Primero tenía que “sobrevivir”.
- Urgencias, urgencias y más urgencias. “Deja eso y ponte con…”. “Han adelantado el Comité y hay que preparar una presentación”, “Hay que presentar una licitación para dentro de una semana…”. Tus jefes, tus clientes, tu pareja, tus hijos… ¿Te suena?
- Estrés continuo, sostenido y creciente. En definitiva, cada día lloviendo sobre mojado.
Estas situaciones, y probablemente alguna más que se habrá quedado en el olvido, fueron las que me llevaron a tomarme en serio el compromiso de cambiar la situación. Lógicamente, tú tendrás las tuyas propias.
Como te comentaba antes, es cierto que el número de personas que se acerca a GTD® como medio para mejorar su vida no deja de crecer. Y eso está genial.
Pero, sinceramente, que mucha gente haya mejorado como consecuencia de aplicar algunos o todos los principios productivos y de organización que propone GTD®, no debería ser tu única razón para darle, si quieres, una oportunidad.
Obviamente, GTD® es lo que a mi me funcionó. Me cambió la vida, sé que a muchas personas también y que a otras les está ayudando a hacerlo. Dicho esto, tú deberías utilizar lo que a ti te sirva. El aprendizaje es un ciclo continuo de prueba, ensayo y error. Con altas dosis de paciencia.
Si entre tus propósitos de año está mejorar tu efectividad y vivir mejor, aprender GTD® te ayudará a conseguirlo.
Porque 2019 puede ser el año en el que, definitivamente, pases a otro nivel en efectividad personal. ¿Te vas a animar?
Hace alrededor de 2 años escuché de GTD en el podcast de Emiilcar daily, intenté ponerlo en práctica y fracasé estrepitosamente, hace alrededor de 2 meses he empezado de nuevo y creo ir por buen camino, es un camino que aunque parece fácil tiene muchas piedras, lo importante es aprender, corregir y continuar.
Como dice el hábito: «Don’t break the chain»
Hola Omar.
Las verdaderas piedras del camino para aprender GTD son las que llevamos en los bolsillos cada uno 😉
Es decir, los aprendizajes que llevamos hasta la fecha, hábitos, creencias,…, que pueden dificultar en mayor o menor medida desarrollar los hábitos de GTD.
Sin embargo, es más sencillo de lo que parece si nos lo tomamos en serio, tenemos los conceptos claros y, sobretodo, la paciencia necesaria.
Enhorabuena por ese reintento. Es muy muy buena señal… cada vez estás más cerca 😉
Un abrazo.
David