Ayer, 24 de febrero, se cumplían 10 años desde la aparición de la popular aplicación de mensajería instantánea WhatsApp.
Es curioso cómo me cuesta recordar cómo era la vida antes de usar Whatsapp. Porque, en mi experiencia, es una fantástica herramienta, de gran utilidad.
Sin embargo, muchas personas la ven como fuente de distracción y uno de los mayores problemas en su actividad del día a día.
Pero ni el email, ni Whatsapp ni ninguna herramienta de mensajería es culpable de que dejemos de hacer lo que estemos haciendo y nos pongamos a atender las notificaciones que nos llegan a través de ellas.
La única y verdadera causa de que nos distraigamos con esas notificaciones somos nosotros. En concreto, la tendencia natural que tiene nuestro Sistema 1 para atender cualquier cambio en el entorno, saciar su curiosidad y asegurarse de que no es potencialmente peligroso.
Por tanto, es algo natural que atiendas las notificaciones que te llegan y que te desconecten de lo que estás haciendo. Como ya sabes, esto tiene un gran impacto negativo en tu efectividad.
Sin embargo, que esa desconexión sea algo natural no quiere decir que sea inevitable.
Afortunadamente, puedes deshacerte del mal hábito de vivir pendiente de las notificaciones.
Porque, realmente, la culpa no es de las notificaciones, sino tuya, ya que eres tú quien decide atender esas notificaciones, del mismo modo que podrías decidir atenderlas en otro momento, cuando no interfieran con tu efectividad.
Qué yo sepa, hasta la fecha, ningún móvil salta a tu cuello cuando hay notificaciones para obligarte a atenderlas.
Es más, tienes la opción de desactivar la notificaciones, poner el móvil en silencio e, incluso, guardarlo en algún lugar para que no te distraiga.
Sí, ya sé que pensarás que si tienes un móvil es para responder inmediatamente siempre que te envían un mensaje. Pero eso sólo es una creencia que tienes. Una dependencia adquirida sin ninguna razón objetiva para ello.
Ya que estamos en el 10º aniversario de la aparición de WhatsApp, me gustaría compartir contigo, desde mi experiencia, algunas buenas prácticas sencillas que puedes desarrollar para utilizarlo de manera efectiva:
- Comunica a las personas con las que te relacionas la frecuencia aproximada con la que vas a revisar los mensajes que te envíen y qué expectativa de respuesta por tu parte pueden tener. ¿Vas a responder de forma inmediata?. ¿Cada par de horas? ¿Unas cuantas veces al día?.
- WhatsApp es una herramienta de «mensajería instantánea» lo cual es muy diferente a sea una herramienta de «respuesta o atención inmediata». Nada te obliga a leer ni responder en cuanto te llega el mensaje.
- Utiliza WhatsApp como una bandeja de entrada que tendrás que aclarar y vaciar con la regularidad que tenga sentido. Evita estar pendiente de manera constante.
- Evita usar WhastApp para comunicaciones donde necesites respuesta inmediata y/o urgente. En estos casos, una llamada telefónica es siempre mejor opción.
- Mantén conversaciones breves. Si estás manteniendo conversaciones extensas por WhastApp, lo estás usando mal. Lo que deberías estar haciendo son llamadas telefónicas o videoconferencias. Ganarías tiempo y claridad.
Estas buenas prácticas están al alcance de cualquier persona y son fácilmente aplicables con cualquier aplicación o sistema de mensajería instantánea, ya sea personal o corporativo.
La clave es que seas consciente de que puedes prestar atención a tus notificaciones de WhatsApp cuando tú quieras y no cuando WhatsApp quiera. Tienes que ser tú quien decida a qué prestas atención y cuándo se la prestas.
Cuando consigas desarrollar este hábito, comprobarás cómo tu relación con esta estupenda herramienta pasará a otro nivel. ¿Te animas a empezar a usar de manera efectiva tu WhatsApp?
Hola! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Excelente artículo y muy buenas ideas. Me ha encantado. De hecho, hace un tiempo publiqué un artículo sobre el uso del whatsapp, ya que, aunque es una herramienta super potente, poca gente sabe usarla correctamente.
Me gustó en particular lo de gestionar el whatsapp como una bandeja de entrada más. Casualmente, en mi checking de vaciado de bandejas, tengo puesto revisar el whatsapp. Practico el inbox zero extreme desde hace tiempo, y el whatsapp no se escapa, jejeje.
Un saludito desde Las Palmas!
Hola Jaír.
Me alegro de que te haya gustado.
La sensación de control que te da vaciar con regularidad las bandejas de entrada es increíble, ¿verdad?.
Efectivamente, el WhatsApp, así como cualquier aplicación de mensajería, es una bandeja de entrada más.
Gracias por pasarte por el blog.
Un saludo. David
Lo has dicho muy bien David, desde hace mucho desactivo WhatsApp para ciertos momentos del día y me ha resultado trabajar con más efectividad, tan es así que después hice mi propia app para ello.
Les comparto el enlace, donde en los screenshots de Google Play podrán ver los beneficios de desconectar WhatsApp. Igual y algunos no se les había ocurrido, pues no va de desactivar las notificaciones, sino de otros beneficios, así que aqui va: https://ChatsOffline.app
Un abrazo,
Luis X
Muy interesante la app, Luis. Tiene muy buena pinta, desde luego.
Ya me contarás cómo resulta porque creo que puede ser de mucha utilidad como complemento y refuerzo a la gestión de la atención que tenemos que desarrollar, sí o sí.
Un abrazo. David