Siguiendo con la serie #TransformaTusHábitos, vamos a comenzar por el principio y entender qué es un hábito.
La wikipedia define un hábito como una conducta repetida regularmente, que requiere de un pequeño o de ningún raciocinio y es aprendida, más que innata.
Así pues, un hábito es un aquello que repites de forma habitual y automática, después de haberlo aprendido.
De alguna manera, continuamente estamos realizando elecciones: ¿Qué me pongo de ropa? ¿Qué hago? ¿Tomo esto o aquello?…
En ocasiones, estas elecciones las hacemos de forma deliberada durante un tiempo hasta que llega un momento en el cual dejamos de pensar en ellas conscientemente… pero las continuamos llevando a cabo.
Nuestro cerebro es perezoso por naturaleza. Siempre que puede, tiende a tratar de ahorrar energía con el objetivo evolutivo de reservarla para potenciales acciones físicas relacionadas con la supervivencia.
Afortunadamente, existen comportamientos que pueden realizarse de forma automática. Estos automatismos liberan de carga cognitiva a nuestro cerebro, permiten que gestione eficientemente la energía y nos dejan espacio mental para otras cosas.
Desde una perspectiva fisiológica, los hábitos son conexiones neuronales lógicas, patrones que se han ido construyendo a lo largo del tiempo en diferentes partes nuestro cerebro.
A nivel neuronal los hábitos se forman de modo espontáneo al desarrollar conductas que nuestro cerebro interpreta como beneficiosas y que le suponen poco coste. Una vez el cerebro identifica esos comportamientos y sus beneficios, los integra en su rutina. Es la génesis del hábito.
Los hábitos pueden llegar a desarrollarse de forma natural o bien a través de comportamientos inducidos. Es decir, afortunadamente, los hábitos se pueden aprender.
Los hábitos siempre permanecen, en mayor o menor medida, en la estructura cerebral que los soporta. Esto supone ventajas e inconvenientes.
La ventaja principal es que, si desarrollas un hábito, tu cerebro siempre puede volver a «rescatar» ese automatismo. Es lo que ocurre cuando montas en bici después de mucho tiempo o cuando vuelves a retomar el habla de un idioma que hacía tiempo que no practicabas.
El principal inconveniente es que un mal hábito siempre podría volver a aparecer, a pesar de creer que lo hemos erradicado.
Como afirman Ann M. Graybel y Kyle S. Smith, profesores e investigadores del MIT y de la Universidad de Dartmouth, los hábitos son un tipo de acción que pertenecen, desde un punto vista neurológico, al amplio espectro del comportamiento humano. Por tanto, tienen mucha más importancia en tu vida de lo que crees.
Porque, como decía Aristóteles: «Somos lo que hacemos repetidamente». Somos consecuencia de nuestros hábitos. Y, de ahí, la importancia de entender qué son y cómo funcionan.

Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Muy interesante el tema de los hábitos. Llevo tiempo estudiando sobre este tema, y me ha gustado mucho tu descripción sencilla pero abarcadora de lo que es un hábito.
El principal problema es que, aunque sepamos lo que es, es complicado implementarlos, y, sobre todo, librarnos de los malos.
Desde hace algún tiempo creo que los hábitos tienen 3 partes: disparador, acción y resultado. Y, aunque no se pueda hacer mucho por cambiar los disparadores, sí podemos jugar con los resultados.
Por cierto, muy buena la cita del final. Me encanta! Hay otra muy buena que dice: “Primero formamos los hábitos, y luego ellos nos forman a nosotros”, de Rob Gilbert.
Gracias de nuevo por tus artículos.
Saludos desde Las Palmas!