«Debes desaprender lo aprendido». Maestro Yoda
En mi experiencia, uno de los principales errores cuando se comienza con GTD® son las ganas injustificadas por encontrar una herramienta sofisticada con la que montar el sistema.
Y lo cierto es que, a la hora de comenzar con la metodología, cuanto menos sofisticada y menos compleja sea la herramienta, mejor.
GTD® es una metodología sencilla y flexible, que se compone de una serie de hábitos y comportamientos que están al alcance de cualquier persona.
La cuestión es que, y ahí está el reto, la clave al iniciar el camino de GTD® es estar abierto a aprender trabajar de una manera diferente.
El problema real viene cuando se pretende «acortar artificialmente» ese camino. Ocurre con GTD® y ocurre con cualquier desarrollo competencial.
Hay personas que, por el potencial que ven en la metodología, creen que pueden acortar el proceso de aprendizaje si dan con la herramienta o aplicación «ideal» sobre la que montar el sistema.
Pierden tiempo, energía e incluso dinero para encontrar esa herramienta. Preguntan a unos y otros. Prueban una, y otra, y otra… Pero ninguna les termina de convencer y las dudas crecen:
- ¿Avisos por geolocalización?
- ¿Adjuntar correos?
- ¿Multiplataforma?
- ¿Incluir checklist?
- ¿Gratuita?
- ¿Se integra con otras aplicaciones?
- ¿Se pueden ordenar los elementos por prioridad, fecha,…?
- Etc…
Mientras la búsqueda sigue, los malos hábitos se mantienen.
Y, al final, piensan que GTD® no les termina de funcionar, cuando en realidad nunca se han dado la oportunidad y procastinan lo que es verdaderamente necesario: trabajar en desarrollar los hábitos.
Compaginar el aprendizaje de una nueva herramienta, más aún si es sofisticada o compleja, con los primeros pasos en la metodología es garantía de fracaso. Lo sé, porque yo he estado ahí mucho tiempo.
Poner el nombre de las categorías organizativas de GTD® a una u otra aplicación no hace que sepas ni practiques GTD®. Tampoco un mayor número de funcionalidades te evitará el trabajo de desaprender lo que haces ahora y aprender nuevos hábitos.
Si te dejas llevar por las diferentes alternativas y funciones que ofrecen las aplicaciones y herramientas, acabarás usando algo que será cualquier cosa menos GTD®.
Recuerda, cuando empieces con GTD®, céntrate en los hábitos. Lo único que necesitas para montar un sistema GTD® es un calendario y algo sencillo que sirva para hacer listas.
Ten cuidado con las apps, porque te pueden llevar al lado oscuro de la efectividad. 😉